El dispositivo que se puede ver en la imagen de portada de este artículo parece una impresora, pero no lo es. Es un ordenador cuántico en toda regla. Uno muy especial. Lo ha fabricado la compañía china SpinQ y es lo suficientemente compacto para poder ser transportado con facilidad de un sitio a otro. De hecho, pesa 14 kg y mide 35 x 26 x 20 cm. Es evidente que si nos ceñimos a sus características físicas no tiene absolutamente nada que ver con los ordenadores cuánticos que han puesto a punto IBM, Honeywell, Intel o Google.
No obstante, al igual que las máquinas de estas últimas compañías, trabaja con cúbits. De lo contrario no podríamos considerarlo un auténtico ordenador cuántico. Eso sí, sus dos cúbits no son superconductores ni utilizan trampas de iones como los de las empresas que he mencionado en el párrafo anterior; son bits cuánticos de tipo NMR (Nuclear Magnetic Resonance), por lo que su principio de funcionamiento es diferente al del hardware cuántico en el que solemos indagar.
Su estrategia se apoya en la posibilidad de medir los estados de espín de ciertos átomos de una molécula utilizando técnicas de resonancia magnética nuclear (el espín es una propiedad intrínseca de las partículas elementales, al igual que la carga eléctrica, derivada de su momento de rotación angular). Este esquema de funcionamiento ha permitido a SpinQ poner a punto unos cúbits sencillos y baratos que son capaces de operar correctamente en unas condiciones ambientales relativamente poco exigentes.
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